Existen una serie de errores al emprender que son comunes a la mayoría de emprendedores. Desconocerlos puede poner en peligro tu negocio y tu patrimonio. No contar con un plan de negocios previo que analice las fortalezas y debilidades de tu proyecto, así como su viabilidad y previsión de crecimiento, es uno de ellos, pero hay más.
Con la firme intención de que la ilusión de hacer realidad tus ideas no se convierta en una pesadilla, vamos a enumerarte 23 de los errores más comunes al emprender.
En este artículo encontrarás todo lo que necesitas saber:
- 1 No preparar un plan de negocios previo
- 2 Supeditar tu negocio al endeudamiento
- 3 Sobredimensionar los gastos fijos
- 4 No contar con un respaldo ante imprevistos
- 5 Desconocer el sistema impositivo
- 6 No saber delegar
- 7 Depender de pocos clientes
- 8 No invertir en innovación
- 9 Considerar que tu idea es perfecta
- 10 Despreciar a la competencia
- 11 Desoír a los clientes
- 12 Descartar la fidelización por el crecimiento
- 13 Ofrecer un producto o servicio sin especialización
- 14 Relegar la comunicación a un segundo plano
- 15 Asociarte de manera precipitada
- 16 No contratar talento cualificado
- 17 Dejar de formarte
- 18 Olvidar tu bienestar
- 19 Equivocarse a la hora de dimensionar los equipos
- 20 Olvidarte de evaluar tu negocio
- 21 Seguir adelante cuando es inviable
- 22 No contar con el análisis de un profesional
- 23 No contratar el seguro adecuado
No preparar un plan de negocios previo
Este plan te permite diseñar y establecer una hoja de ruta que seguir para ir alcanzando hitos u objetivos en tu proyecto.
Valora la posibilidad de beneficiarte de las ventajas que ofrecen last incubadoras de startups, programas de acompañamiento que ofrecen asesoramiento para poner en marcha ideas innovadoras.
Supeditar tu negocio al endeudamiento
Evita supeditar la realización o crecimiento de tu proyecto al endeudamiento. Esto no quiere decir que no puedas recurrir a pequeños endeudamientos puntuales y controlados.
Optar por la financiación bancaria o las ayudas públicas como única forma de inyectar capital a tu empresa es un error.
Una opción, si no cuentas con la financiación suficiente en un principio, es recurrir a una aceleradora de startups .
Sobredimensionar los gastos fijos
Los gastos fijos de los que no puedes prescindir pueden hundir tu negocio ante cualquier imprevisto. Y ten presente que en el emprendimiento hay muchos.
Lo más recomendable es comenzar con una inversión mínima e ir haciendo crecer tu negocio, gastos incluidos, de manera sostenible.
Si al principio no puedes contar con oficinas o equipamientos propios, valora opciones como el coworking, esto es, espacios compartidos con otros profesionales.
No contar con un respaldo ante imprevistos
El famoso “colchón del empresario” es más que indispensable, ya que necesitas tener capacidad de acción ante situaciones inesperadas.
De lo contrario, podrías caer en un sobreendeudamiento para afrontarlas y esto entraña, por lo general, riesgos importantes.
Desconocer el sistema impositivo
Otro de los errores más habituales es desconocer la agenda impositiva que debes cumplir.
Infórmate de las obligaciones fiscales del autónomo o bien de nociones esenciales como el funcionamiento del impuesto de sociedades.
No saber delegar
Un emprendedor puede caer en el error de pensar que nadie puede hacer las cosas mejor que él.
Saber delegar es casi un arte necesario para tu salud y para la salud de tu empresa.
Depender de pocos clientes
Si cuentas con pocos clientes, debes considerar que en cualquier momento pueden irse con la competencia.
Es un riesgo que debes valorar y tomar las medidas preventivas necesarias.
No invertir en innovación
Innovar es una máxima para que tu proyecto sea un éxito.
Tus posibles clientes están sometidos a una sobreestimulación continua y diferenciarte de tus competidores será una tarea ardua.
Considerar que tu idea es perfecta
Intenta no perder la objetividad enamorándote de tu idea.
Si consideras que tu idea es perfecta, estarás eliminando toda posibilidad de actualizarla y mejorarla para mantener la calidad e innovación necesarias.
Despreciar a la competencia
No desprecies a tus competidores. Por el contrario, estudia y encuentra el valor añadido de la competencia, ese rasgo diferenciador que ofrecer a tus clientes para que tu empresa sea un éxito.
Desoír a los clientes
Uno de los pilares del emprendimiento son los clientes, colócalos en el centro de tus estrategias.
Anímalos a valorar tus servicios o productos, invítalos a participar en encuestas de evaluación y crea poco a poco una comunidad de embajadores.
Descartar la fidelización por el crecimiento
El desarrollo de tu proyecto puede llegar a obsesionarte, pero ten presente que el crecimiento descontrolado puede ser una trampa.
Es preferible fidelizar a tus clientes y consolidar tu negocio, para luego poder crecer de manera sostenible.
Ofrecer un producto o servicio sin especialización
Procura enfocarte en un nicho de mercado, evitando los productos o servicios generalistas que intentan contentar a todos.
Para poder destacar, es necesario que te especialices e intentes ofrecer lo que otros no ofrecen.
Relegar la comunicación a un segundo plano
La comunicación, tanto interna como externa, afecta a la reputación de tu proyecto.
Cuídala estableciendo un plan de comunicación multicanal eficaz, respetuoso y accesible para tus clientes y tus empleados.
Asociarte de manera precipitada
En ocasiones, el entusiasmo por lanzar un proyecto puede hacer que te asocies con alguien que no comparte tu misma visión empresarial o bien alguien que no tiene claro su rol y compromiso, poniendo tu proyecto en peligro.
No contratar talento cualificado
Puede que por ahorrar costes, no contrates el talento cualificado que necesitas y que, sin embargo, puede ser la clave para el éxito de tu empresa.
Captar y fidelizar talento es tan importante como retener a tus clientes, de modo que afina tus procesos de reclutamiento y cuida tu capital humano.
Dejar de formarte
La competitividad es un elemento constante del que debes ser consciente. Para ser competitivo debes ser innovador, creativo y proactivo.
En este sentido, la formación continua debe ser una máxima para ti y tus equipos.
Olvidar tu bienestar
Si te olvidas de tu bienestar te expones a tomar decisiones erróneas, no escuchar a tus clientes o provocar una fuga de talento en tu empresa por el enrarecimiento del clima laboral.
Cuidarte tú es la mejor forma de cuidar tu emprendimiento.
Equivocarse a la hora de dimensionar los equipos
Tanto sobredimensionar tus equipos incurriendo en gastos injustificados, como quedarte corto, asignándoles una estructura insuficiente, son dos de las formas más comunes de poner en peligro tu empresa.
Evítalo creando fichas de trabajo realistas, marcando objetivos definidos y alcanzables, así como comunicando y evaluando a tus colaboradores.
Olvidarte de evaluar tu negocio
La evaluación anual de tu negocio resulta un paso imprescindible para detectar obstáculos, problemas y encontrar soluciones.
Seguir adelante cuando es inviable
Es mejor abandonar un proyecto inviable, así, evitarás perder tiempo, dinero y, en el peor de los casos, patrimonio.
No contar con el análisis de un profesional
Tanto en la etapa inicial como a lo largo de la vida de la empresa, siempre es aconsejable contar con asesoramiento profesional a través de un servicio de consultoría con el que detectar los fallos y ayudarte a encontrar soluciones.
No contratar el seguro adecuado
Proteger tu inversión empresarial y tu patrimonio con un buen seguro para empresas, pymes y autónomos te aporta la tranquilidad necesaria para concentrarte en desarrollar tu proyecto.
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